El conflicto docente que vive gran parte del territorio argentino es consecuencia directa de la importante (e irresponsable) inflación 2007/2008 que los Kirchner creyeron que eliminaban truchando los índices, de la mala administración de las finanzas provinciales -los gobernadores recibieron partidas récord y las dilapidaron-, de una pésima estructura educativa en la que tiene un peso excesivo la sindicalización con tendencia ideológica y del reiterado fracaso de las autoridades nacionales en imaginar escenarios diferentes. Ahora, el reclamo de ajuste se superpone con menores ingresos en concepto de coparticipación federal de impuestos. El Instituto para el Desarrollo Social Argentina elaboró un informe acerca de esto último:
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