Las lectoras daban la bienvenida a Oscar, un nuevo lector voluntario.
La recorrida por los pasillos del tradicional colegio de 12 y 31 nos traía el rumor de las aulas en clases.
La profesora que nos recibe no es una más. Es una lectora del Plan desde que iniciamos la aventura literaria de visitar espacios que nos reciben con una deferencia increíble.
Los chicos están habituados a leer y a escuchar lecturas.
Se nota en el ambiente que saben lo que es eso y lo disfrutan.
A la primera ronda lectora ya se suman a la lectura sin inhibiciones y con mucha frescura.
El Plan volvió a un establecimiento secundario. Llenó sus alforjas de esperanzas en una juventud que busca en la lectura una posibilidad más para romperse la trampa del determinismo al que las condiciones educativas actuales los atan.
La juventud, la adolescencia y la niñez leen si ven leer a sus mayores. El Plan es un estímulo. Pero con eso sólo no alcanza, sin él, tampoco.
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