Sé agradecido para sentirte contento

Todos tenemos sobrados motivos para dar gracias, sin embargo...

La gratitud no surge espontáneamente. El Dr. Samuel Jonson dijo: “La gratitud es un fruto que exige mucho cultivo. No cabe encontrarla entre gente tosca”. En otras palabras, no esperes que la gratitud nazca de tu corazón o en tus seres queridos; desarróllala y enséñala.

La felicidad plena no radica en recibir gratitud, sino en darla.Dale Carnegie dijo: “La ingratitud es tan natural como la cizaña. La gratitud, en cambio, es como una rosa. Tiene que ser cultivada, regada, amada y protegida. Por lo tanto, no esperes gratitud para estar contento. Después, si en un momento dado la consigues, será una sorpresa deliciosa. Si no la consigues, no sentirás molestia alguna”.

Si regalaras un millón de dólares a uno de tus familiares, ¿esperarías agradecimiento? Andrew Carnegie hizo precisamente esto. Pero, si Andrew Carnegie hubiese salido de su tumba algún tiempo después, se hubiera escandalizado al ver que su pariente lo estaba maldiciendo. ¿Por qué? Porque el viejo Andrew había dejado 365 millones de dólares para caridades públicas y se había “desembarazado de él con un mísero millón”, según los dichos de su heredero.

En una oportunidad Jesús sanó a diez leprosos, ¿recuerdas cuántos regresaron a darle las gracias? Sólo uno.
Agradezcamos a Dios por lo que nos ha dado, en vez de quejarnos por lo que no tenemos. 

La gratitud es ser más consciente de lo que uno tiene que de aquello que no posee.¡Qué curioso! Esta afirmación coincide con la enseñanza de Jesús, cuando habló acerca de lo que ahoga la Palabra de Dios. Él menciona tres cosas específicas: la ansiedad, el dinero y la disconformidad. Cuando Jesús dijo: “La codicia de otras cosas”, en Marcos 4:19, es igual a decir: ‘no estoy contento con lo que tengo’.

Los vocablos: “piensa, medita y agradece” se hallan inscriptos en muchas iglesias de Inglaterra. Son palabras que deberían ser anotadas fuertemente en nuestros corazones.

Nos cuesta reconocer la riqueza de lo sencillo, la fortuna de lo cotidiano, el abrazo de un hijo o de un padre, una comida compartida, un atardecer dorado, una simple noche en casa. Solemos no apreciar lo común: la caricia de un ser amado, una camisa planchada, un gesto de simpatía. He aprendido que lo que tengo es mucho más grandioso que cualquier cosa que pudiera desear.

Por Jose Luis y Silvia Cinalli

Fuente:  DataChaco

Comentarios

  1. Hoy pregunté, al Subsecretario de Educación, fecha de pago de incentivo . No respondió aún.

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