El Gobierno rechaza las paritarias trimestrales en la negociación salarial

El Ministerio de Trabajo considera que discutir los sueldos cada tres o seis meses puede acelerar la inflación; como alternativa, podrían incluir una "cláusula gatillo" ante el alza de precios
Por   | LA NACION
Dispuesto a generar un clima de mayor previsibilidad económica, el Gobierno decidió que no avalaría acuerdos salariales por trimestre o cada seis meses, como habían sugerido recientemente los sindicatos ante la incertidumbre inflacionaria.
"Aceptar paritarias fraccionadas sería acelerar la inflación y generar una excitación de la economía. Sería peligroso, como dar un mensaje complejo", reconoció anoche a LA NACION y a otros cuatro medios un jerárquico del Ministerio de Trabajo.
Tanto el sindicalismo más cercano a la Casa Rosada como el opositor habían planteado discutir aumento de sueldos más de una vez año. Pero el Gobierno está dispuesto a rechazar esta iniciativa y homologaría acuerdos de 12 meses o más tiempo. Aunque a cambio, sí aceptaría incluir en las negociaciones una suerte de "cláusula gatillo" ante una eventual disparada de los precios.
La política salarial del Gobierno está atada a la suerte del plan Precios Cuidados que lanzó recientemente la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Augusto Costa. "El acuerdo de precios es el plan A, B y C para la inflación", dijo anoche un ministro. Y agregó: "El problema son los precios, no los salarios".
Por esta razón, el Ministerio de Trabajo está aceptando que algunos gremios posterguen sus paritarias para más adelante, cuando supuestamente existan más certezas sobre el alcance del acuerdo de precios. Algunos de los gremios que ya eligieron este camino fueron el bancario y el de los petroleros privados. Ambos obtuvieron un pago extraordinario y volverán a negociar salarios a partir de marzo o abril. El gremio petrolero de los estatales lo logró recién ayer, en un acuerdo entre el dirigente Antonio Cassia y el CEO de YPF, Miguel Galuccio.
En tren de no quedar atrás ante la escalada inflacionaria, surgió la propuesta de los gremios de negociar salarios más de una vez al año. De hecho, en el último encuentro de la cúpula de la CGT oficialista, el Sindicato de Empleados de Comercio sugirió que todas las paritarias contemplen "una cláusula gatillo" ante una disparada de los precios.
Ya existe un antecedente sobre un acuerdo paritario trimestral: el de Smata. Sus tratos son directamente con las empresas, sin la supervisión del Estado.
"Acordar por trimestre da previsión", dijo hace dos semanas a LA NACION Oscar Romero, asesor legal de Smata y flamante diputado nacional por el Frente para la Victoria. Y se jactó del éxito de la negociación: "En 2013 superamos la media del 24% que cerraron casi todos los gremios".
Así como el Gobierno apuesta al funcionamiento del acuerdo de precios, los gremios oficialistas y opositores ya activaron su juego de especulaciones sobre los porcentajes de aumento que reclamarán. El jefe de la CGT oficial, Antonio Caló, dijo que hasta "febrero o marzo no estará en condiciones de plantear una cifra" ante la inestabilidad de los precios. Pero cerca suyo ya hablan de un 28 por ciento. En la vereda de enfrente, Hugo Moyano trazó como piso de negociación un 30% y otros opositores, como Luis Barrionuevo y el ceteísta Pablo Micheli, demandaron alzas a partir del 35 por ciento. "Los gremios generan expectativas y eso se replica en la economía", advirtió un funcionario especializado en paritarias.
En el Ministerio de Trabajo descartaron adelantar la convocatoria al Consejo del Salario, como había pedido la CGT oficialista, por medio de Héctor Daer. "Sería riesgoso porque la suba del salario mínimo podría servir de piso para el resto de las negociaciones", evaluó un funcionario del organismo a LA NACION.
Hace unos días, Daer había dicho: "El Gobierno debe anticiparse con el Consejo del Salario. Hay que darle un orden a la negociación para establecer la cifra. Por eso planteamos discutir en serio la coyuntura que estamos atravesando. Si no, lo más fácil sería que cada uno pida el 40% o lo que quiera".
Desde hace años, el Consejo del Salario se reúne al término de las paritarias, entre agosto y septiembre. Participan de él miembros del Estado, representantes de las centrales obreras y las principales cámaras empresarias. Como parte del contexto de puja salarial, el Ministerio de Trabajo divulgará en los próximos días estadísticas en las que demuestra que el poder adquisitivo del salario "se mantuvo o creció levemente" en la comparación con el año pasado. Así, derribaría un informe de la CGT de Moyano, que advirtió sobre un retroceso.

IRONÍA KIRCHNERISTA PARA MOYANO

Ironías y sutilezas fueron las respuestas que eligieron el Gobierno y sus aliados para contestar los duros cuestionamientos que realizaron las centrales sindicales que lideran Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. El encargado de fijar la línea argumental del oficialismo fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que calificó el encuentro que se realizó anteayer en Mar del Plata de "cumbre, minicumbre, o cumbrecita" y les deseó a los que participaron del encuentro "que hayan podido disfrutar el almuerzo", lo que despertó las risas entre los presentes.
"Hay críticas que nos honran", dijo el jefe de los ministros en la conferencia de prensa que da por las mañanas en la Casa Rosada. Moyano y Barrionuevo acusaron al Gobierno de mostrar "incapacidad en la gestión para la solución de los problemas", exigieron "paritarias gremiales libres, sin techos y anticipadas" y la eliminación del Impuesto a las Ganancias que afecta a los salarios.
En el documento que presentaron tras el cónclave, los sindicalistas hablaron de un "Estado que, lejos de estar presente, se debate, sin pena ni gloria, en una Argentina de saqueos, cortes de energía, cárceles sin control interno, fuga de capitales, inseguridad urbana, disparada de precios y un gran desorden estructural".
La contundencia del mensaje de los líderes de la CGT Azopardo y la Central Azul y Blanca despertó réplicas de los movimientos sociales. Sin eufemismos, Fernando "Chino" Navarro calificó el encuentro de "cumbre sindical opositora".
Para el diputado bonaerense del Frente para la Victoria, "cuando los líderes sindicales priorizan la política y dejan de lado lo sindical terminan siendo funcionales a otros intereses". Y, en declaraciones a La Once Diez, añadió: "Barrionuevo lo demostró en los 90 con Menem. Lo que es más difícil de comprender es lo de Hugo Moyano, que terminó de perder un prestigio que se había ganado por pelear contra el modelo neoliberal. Está bien que hagan política, pero ellos subordinan lo sindical a lo político. Se confunden".
Fuente: La Nación

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