Educación: la interpelación al ministro Soto no cambió nada las cosas

La interpelación al ministro de Educación: Sergio Soto, finalizó sin que se avanzara demasiado en el sentido propuesto, luego de nueve horas de sesión especial. Sobre el mediodía debió suspenderse por los incidentes en los que manifestantes docentes que pugnaban por ingresar, se enfrentaron con la Policía que vallaba el edificio legislativo.

El espacio destinado al público estaba colmada por aficionados al ministro Soto, algo que fue cuestionado no sólo por la oposición, sino también por funcionarios del Poder Ejecutivo, como el subsecretario de Seguridad: Mauro Flores, que atendió el reclamo de la dirigencia de Sitech Federación que pedía presenciar la interpelación. Él propuso desalojar “la barra”, para que todo se dé “en un pie de igualdad: si no están unos, no están otros”, pero su propuesta no prosperó. El mismo ministro y sus colaboradores animaban a la gente a permanecer en el recinto aduciendo cierto temor a que fueran agredidos en la calle.

“El ministro no contestó ninguna de las preguntas de esta interpelación”, fue una frase recurrente entre los diputados de la oposición, que contrastaba con la constante de sus pares del oficialismo, que aseguraban estar “más que satisfechos con las respuestas”.
La primera parte de la sesión estuvo a total disposición del ministro, que expuso todos los aspectos que consideró importantes no sólo de lo que va de su gestión y sus planes, sino que desandó un repaso de lo que considera “logros históricos”, ocurridos desde el mismo momento de la asunción del gobernador Jorge Capitanich.

Esta situación molestó a la oposición que pretendía entrar de lleno y de manera directa a los temas listados en la convocatoria, como los incidentes en San Bernardo, donde un “contrapiquete” que rechazaba el paro docente terminó con dos camionetas incendiadas, y donde un grupo de docentes denunció haber sido presionado por Soto. También en esa localidad se denunció el secuestro del libro de firmas, algo que la oposición considera que va en contra de las normas pero que el ministro entiende que es parte de sus atribuciones.

Para el diputado Carlos Martínez, de Libres del Sur, episodios como el contrapiquete de San Bernardo merecen una investigación, porque entiende que “hay muchos piqueteros raros, próximos al ministro, que quemaron vehículos y siguen como Pancho por su casa”.

El que no trabaja no cobra

Otro de los principales cuestionamientos se centró en la decisión del Gobierno de aplicar descuentos a los docentes que se plieguen a las medidas de fuerza, y el dictado de una resolución ministerial que instruye a toda la estructura educativa tomar las medidas pertinentes para reemplazarlos por suplentes. El ministro Soto defendió ambas determinaciones, la primera: alegando que la huelga fue declarada ilegal y la segunda amparándose en una medida cautelar dictada por un juez de Presidencia Roque Sáenz Peña, a instancias de un grupo de padres, que intima al Gobierno a garantizar el normal desarrollo del ciclo lectivo. En ambos casos, la oposición coincide con las organizaciones docentes que aseveran que esto constituye la “eliminación del derecho de huelga”.
“El que trabaja cobra, y el que no trabaja no cobra”, simplificó la diputada peronista Mirta Morel para respaldar al ministro, al cierre de la lista de oradores.

Directo al Museo

También hubo espacio para reprocharle a Soto haber arrancado hojas de un cuaderno de actos de una escuela en Fuerte Esperanza por contener fotografías de Jorge Rafael Videla y de otros militares integrantes de la última dictadura. Para buena parte de los legisladores, este acto constituye una falta del ministro pero, además, remarcaron que “no se borra la historia arrancando una hoja de un cuaderno”. Pero el funcionario respondió adelantando: “No se preocupen, que va a estar en el Museo de la Memoria”.

Fuente:  Primera Línea