Desde lejos no se ve

Claudia Araujo



El jueves Resistencia fue sede de uno de los encuentros nacionales “por la educación, balance y desafíos” que coincidió con el foro provincial Hacia un nuevo contrato pedagógico con inclusión, calidad y excelencia educativa.


Pese a que la convocatoria estaba originalmente prevista para una instancia local de consulta de un proceso que comenzó en Villa Ángela a mediados de mayo, la complementación nacional añadió elementos.



A menudo en el ejercicio del oficio periodístico lo noticioso suele estar al final de cada acto, acontecimiento o anuncio. En esta ocasión —y al margen de la invitación de la cartera educativa— la posibilidad de participar de principio a fin permitió ver y comprender bastante más de cerca la finalidad de la reunión.



Para conocer las opiniones de papás, mamás, docentes, alumnos y egresados reunidos en el colegio Itatí, fue necesario aguardar hasta el final. Y valió la espera porque se pudieron escuchar ideas interesantes. Hubo por supuesto otras manifestaciones reiterativas y tal vez compartidas por la mayoría; pero el encuentro no dejó de ser enriquecedor y entusiasta. Haber ingresado en una de las comisiones permitió ampliar la mirada y disfrutar el debate como desde una primera fila. Por ejemplo, escuchar a varios admitir que la exigencia en ámbitos académicos es mucho mayor que la de los terciarios; pero en igual proporción otros defendieron valores de estos últimos, tales como la solidaridad, mayor vinculación entre profesor y estudiante y una más alta permeabilidad para la inclusión. Como en una conversación, un administrativo de la UNNE defendió la gratuidad de la universidad argentina, una egresada lamentó “el fraude de enseñar con una fotocopia, cuando en la universidad se leen obras completas” y una abogada criticó el maltrato de algunos profesores a sus alumnos: “Parecen más interesados en eliminar futuros competidores, antes que en formar profesionales”, dijo.



Una de las expresiones superadoras planteó “aprovechar el momento para limar diferencias”. Y una más celebró que un integrante de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria participe del encuentro, en referencia a Juan Carlos Genneiro.



Para no restar espacio a las conclusiones, hay numerosos aspectos para citar a favor y otros no tanto. Sin embargo, toda ocasión de diálogo es bienvenida en una sociedad en la que aún nos falta mucho camino por recorrer.



Pero, además, para evitar que “la vida embrutecida, canalla, torcida, avance enloquecida y no hay quien la pare”, como lo recrea una popular canción del rock nacional.





Fuente: D. Norte

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