La educación argentina, a marzo

La educación argentina es tema constante de debate. Y este mes, alejados momentáneamente de las aulas, es un buen momento para tomar perspectiva y preguntarse: ¿estamos mejor o peor que hace unos años?, ¿los cambios efectuados en el secundario fueron positivos?; ¿la inversión en el área es suficiente?.

Según un informe del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, Argentina quedó en el puesto 58 entre 65 naciones relevadas, y marcaron un retroceso de 20 puntos respecto a 10 años atrás.
En diciembre pasado un informe del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) planteó la disyuntiva y enfrentó dos posiciones. Los resultados pusieron al país en un relegado puesto 58 entre 65 naciones relevadas, y marcaron un retroceso de 20 puntos respecto a 10 años atrás. Argentina sólo superó a Perú y Panamá, pero se alejó significativamente del crecimiento demostrado en la región.

El estudio, que realiza cada tres años la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), evalúa a los estudiantes de 15 años en comprensión de lectura, matemática y ciencias. Según la medición, entre 2000 y 2009, la Argentina cayó de 418 puntos a 398.

Un resultados, diferentes lecturas

Representantes de los docentes nacionales, nucleados en Ademys, salieron inmediatamente con informe en mano a despotricar contra “la grave crisis” que atraviesa el sistema educativo. Pero desde el ministerio que lidera Alberto Sileone se defendieron diciendo que las pruebas realizadas "son concebidas para una realidad que no es la nuestra" y se aferraron a que de hecho los números muestran una mejora respecto a 2006.

“Los resultados los tomamos bien, lo que no nos parece del todo correcta fue alguna síntesis del modo de presentación: se toma una suerte de punta a punta del año 2000 a 2009, pero la realidad es que efectivamente tuvimos una gran caida entre 2000 y 2006, pero de 2006 a la fecha hemos crecido gracias a varias iniciativas”, analizó en diálogo con Notio el subsecretario de Planeamiento Educativo de la Nación, Eduardo Aragundi.

Desde la otra vereda, el secretario general de Ademys, Carlos Oroz, coincidió con Aragundi en que hubo avances cuantitativos, a partir de becas, de la asignación universal por hijo y algunos planes educativos específicos, que llevaron a que haya más chicos en la escuela y una mayor capacidad de retención.

“Pero lo que plantea el PISA, más allá de lo relativo de este tipo de mediciones, es cierto. Los pibes saben menos, tienen menos posibilidades de acceder al conocimiento -sobre todo aquellos que provienen de situaciones socio económicas problemáticas-, y la escuela pública asume un rol cada vez más asistencialista”, respondió, con dureza.

Una clave, la inversión

Uno de los países que lideró la encuesta fue Chile, considerado históricamente un modelo a seguir en la materia. ¿La causa? Su inversión sostenida en el tiempo. “Reconocemos como primer valor esa inversión que ha hecho Chile a lo largo de 20 años, y que le ha permitido tener al 85 por ciento de su población en edad secundaria en la escuela. Nosotros en 2010 alcanzamos un nivel superior al 80, y ese es un gran paso”, destacó Aragundi.

Atento a que los resultados en los logros de aprendizaje “son procesos muy complejos”, el vocero de Educación afirmó que desde 2006 la Argentina ha superado la meta propuesta de inversión en educación. “El objetivo era del 6 por ciento del PBI y fue de 6,4 en ciencia y tecnología, lo cual nos ubica sin ninguna duda –expresó- como uno de los países con mayor inversión en la región, lo que ha merecido una felicitación por parte de la UNESCO”. Aragundi aseguró que hacia adelante “viene una etapa de consolidación de esa inversión”, pero pidió no dejar de tener en cuenta que en 2003 esa cifra “no llegaba a 3 por ciento”.

En diálogo con Notio, el representante de los docentes le retrucó: “En términos de porcentaje del PBI sí que creció, pero si tomamos el gasto nacional consolidado (sumando presupuestos provinciales y el nacional) este se mantuvo estable”.

De todos modos, Oroz pidió relativizar el valor de los porcentajes y pintó un panorama oscuro. “Por ejemplo el presupuesto de la Ciudad bajó de casi 25 a 21 por ciento en la gestión de Macri, y en provincia de Buenos Aires llegó durante este año al 38 por ciento del total de gastos. Sin embargo –dijo- las escuelas bonaerenses, su equipamiento y sus docentes están lejos de estar mejor que los de la Ciudad, a lo sumo están en situaciones similares. Se construyen escuelas en el interior, pero se caen abajo los edificios existentes, los aumentos salariales no llegan a cubrir el defasaje inflacionario, hay más becas pero no las suficientes y falta equipamiento”. Por lo tanto, remató, “no estamos mejor que antes”.

¿Reformas en el buen camino?

El 17 de febrero próximo se cumplirá un año del lanzamiento del plan de reforma gradual e integral de la escuela secundaria lanzado por la presidenta Cristina Fernández. “En esta área tenemos un gran desafío, ya que la escuela secundaria tal y como está estructurada fue pensada para otro modelo educativo de selección social y desde 2006 la educación secundaria es obligatoria hasta su finalización, por ley”.

Según Aragundi, se deben producir cambios institucionales, operativos y culturales para contener a los chicos y ayudarlos a que terminen la secundaria. En ese sentido, nombró el rol de las familias en alentar la educación, el rol de los docentes en estimularlos y generar otros modos de enseñanza, además del plan oficial para “generar nuevas pautas de convivencia y mecanismos de participación” (que se ampliará este año) y las nuevas herramientas, como la entrega de netbooks (se dieron 400 mil en 2010 y se prevé un millón más en 2011 y otro millón en 2012).

Desde la asociación docente, Oroz puso sus reparos a los cambios en el secundario, tal como fueron planteados. ¿Por qué? “Porque –aseguró- los docentes no fueron consultados”.

“En todos estos proyectos participan técnicos y profesionales a los que no les negamos su saber específico, pero no hay reforma educativa realista si ésta no parte del diagnóstico y el aporte que puedan hacer aquellos que sostienen, viven, disfrutan y sufren la escuela”.

Oroz opinó que “se trata de solucionar problemas estructurales con parches circunstanciales, creando programas paralelos y por fuera de la escuela, con regímenes laborales precarizados para sus docentes que terminan sirviendo para poco y convenios con empresas para pasantías estudiantiles gratuitas, que en definitiva es mano de obra gratis, cuando lo que se necesita es formar ciudadanos y prepararlos para afrontar el mundo del trabajo y no sólo capacitarse para alguna tarea circunstancial”.

Para culminar, dio su veredicto: “Sin negar la importancia de las reformas curriculares, hasta que no existan condiciones materiales, distribución de la riqueza, salarios dignos, vivienda, etcétera, difícil va a ser que la escuela por si sola pueda dar solución a los problemas de esta sociedad”.

Fuente: Notio

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