Una guerra que también se pelea en las aulas

Claudia Araujo
Con una preocupación cada vez más honda, los chaqueños asistimos a un período que, luego de la alarma inicial, nos obliga a reaprender cómo convivir con un mal tan mortal como doméstico. Sin caer en alarmismos, los mejores aliados para enfrentar al dengue son: información, compromiso y solidaridad. En ambos casos el Estado tiene una parte de responsabilidad para ejercerlos, pero en lo que resta está involucrada la sociedad toda y un papel crucial lo cumple la escuela.
En la cola de una oficina pública una joven mujer comenta a otra que su nena -,de tan solo tres años,- interpela a cuanta persona se le presenta en público con la misma pregunta: “¿Te pusiste repelente?” La mamá asegura no haber intervenido en la insistente inquietud de la nena y se pregunta extrañada de dónde la tomó.“Quizá lo hablaron en el jardín maternal o lo vio en la tele”, plantea su interlocutora. Otra mujer, en este caso una maestra de primer grado, presencia también con asombro una conversación entre dos de sus alumnos durante un recreo: “Hablaban como adultos y hasta manejando términos científicos”, dijo sorprendida. Estas dos situaciones exponen cómo en gran medida los adultos que conviven con niños tienen el privilegio de compartir una percepción asombrosa del mundo y aprender a ver con otros ojos su realidad.

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