Los cuatro hábitos que afectan a nuestra memoria a medida que envejecemos

La capacidad de retener información y conservar recuerdos se puede cuidar

Podemos corregir costumbres y ritos de nuestra vida diaria que perjudican funciones importantes de nuestro cerebro.

El profesor Charan Ranganath, director del Laboratorio de Memoria Dinámica de la Universidad de California (EEUU) y uno de los neurocientíficos más importantes en el estudio de la memoria, asegura que el riesgo de sufrir un deterioro de nuestra memoria se puede minimizar.

A medida que envejecemos la capacidad de recordar se ve menguada. Hay hábitos que potencian ese proceso y que debemos proponernos evitar o controlar.

El autor del libro "Por qué recordamos: la nueva ciencia de la memoria" identificó cuatro malos hábitos en los que la mayoría de nosotros incurrimos y los cuales, según él, afectan la capacidad de nuestro cerebro para recordar cosas.

CUÁLES SON

Los hábitos contraproducentes que menciona el especialista son los siguientes:

1. No descansar lo suficiente. A medida que los humanos envejecen tienden a dormir menos horas y, como si esto no fuera suficiente, los problemas laborales, económicos y de salud pueden afectar la calidad del sueño, una combinación que puede ser muy perjudicial para la salud. "Ahora sabemos que el cerebro cuenta con un sistema que drena las toxinas que se acumulan en él, incluida la proteína amiloide, la cual está implicada en la aparición del Alzheimer. Este sistema se pone en marcha durante la noche", afirmó Ranganath.

El neurocientífico, quien ha pasado 25 años estudiando cómo funciona el cerebro, explicó que el sueño también tiene una función restauradora. "Si una persona no duerme lo suficiente, la función frontal del cerebro se reduce, lo mismo que su nivel de tolerancia al estrés; y, por lo tanto, no es capaz de enfocarse debidamente", puntualizó.

Pero, durante la noche, el cerebro no solo expulsa elementos perjudiciales y recarga las baterías, sino que también organiza nuestros recuerdos. "Durante el sueño, la memoria se reactiva y eso es a lo que muchos atribuyen el origen de los sueños (...) Dormir facilita la retención de información que hemos aprendido", agregó el especialista.

2. Hacer varias tareas a la vez. En el competitivo y ajetreado mundo actual, la posibilidad de desarrollar varias tareas a la vez se ve como algo positivo. Sin embargo, Ranganath advirtió que esto puede ser "muy malo" para la memoria. ¿El motivo? "La corteza prefrontal nos ayuda a centrarnos en lo que necesitamos hacer para alcanzar nuestros objetivos, pero esa maravillosa capacidad se empantana si saltamos continuamente de un objetivo a otro", dijo.

Para erradicar las multitareas, Ranganath no solo recomendó tratar de terminar una actividad antes de iniciar otra, sino evitar aquello que nos puede distraer del objetivo. Así, sugirió colocar el teléfono en silencio, en particular las notificaciones de correos electrónicos y mensajes, mientras se ejecuta una acción.

3. Caer en la monotonía. Contrario a lo que se pueda imaginar, el cerebro humano no está programado para recordar todo. Solamente aquellos eventos o experiencias asociados con miedo, ira, deseo, felicidad, sorpresa u otras emociones que sean capaces de liberar químicos como la adrenalina, la serotonina, la dopamina o el cortisol en nuestro cerebro terminarán fijados en nuestras neuronas. Estas sustancias químicas ayudan a la plasticidad del cerebro, la cual es fundamental para la memoria.

"La plasticidad en el cerebro nos ayuda a realizar tareas, en especial aquellas que son repetitivas, de manera más eficiente", explicó el profesor de la Universidad de California, quien indicó que esta capacidad disminuye con la edad. Romper con la monotonía y la rutina es, según el experto, la mejor manera de intentar preservar la plasticidad.

4. Confiarse demasiado. "Las personas creen que su memoria es muy buena hasta que en algún momento de sus vidas se dan cuenta de que no es así", afirmó Ranganath. De acuerdo con el experto, el cerebro no está diseñado para recordar literalmente todo lo que vivimos, algo que sería una tarea muy ardua.

"El propósito de la memoria no es recordar el pasado, aunque pueda hacerlo, sino tomar la información importante del pasado que necesitamos para entender el presente y prepararnos para el futuro".

(Artículo publicado en BBC Mundo).

La alimentación que conviene y que cuida la función cerebral

Una buena alimentación puede contribuir a mantener una memoria saludable. Uno de los alimentos recomendados es el chocolate negro, porque contiene antioxidantes y flavonoides que son beneficiosos. Conviene consumir aquellos con alto porcentaje de cacao.
                                                                   

Las frutas y verduras deben ocupar un lugar preeminente en nuestra alimentación.

               
También nos ayudan las grasas saludables, ya que los ácidos grasos omega-3 y omega-6 favorecen la memoria y retrasan el deterioro cognitivo. Están en mariscos, pescados como el atún, el salmón y la sardina, aceite de oliva, leche, huevos, semillas de chía y nueces.

Los frutos secos en general son útiles para la función cerebral y la memoria, y las verduras y frutas, así como los cereales integrales, estimulan el funcionamiento de la memoria cerebral. Otra clave es estar bien hidratado siempre.

Cosas simples de hacer pero importantes para la salud mental

Además de combatir los cuatro hábitos antes mencionados, el profesor Charan Ranganath asegura que hay otras maneras de proteger nuestros recuerdos y gozar de una buena salud mental. "Hay muchas cosas obvias que la gente puede hacer para cuidar su memoria, pero no las hace porque se espera una pastilla o una vacuna, porque es más fácil y no hay que cambiar de estilo de vida", lamentó. Pero ¿cuáles son esas cosas obvias? "A corto plazo: buscar dormir mejor, aprender a lidiar con el estrés y adoptar prácticas de atención plena, las cuales sirven para detectar cuándo te distraes", dijo.

A largo plazo la lista es un poco más larga. "La alimentación puede hacer mucho, la dieta mediterránea ha demostrado tener muy buenos resultados a la hora de favorecer la salud mental", expuso. A ello sumó "el ejercicio físico, en particular el aeróbico, es bueno porque aumenta la secreción de sustancias que incrementan la plasticidad y mejoran la vasculatura del cerebro".

"Una buena salud dental y auditiva también son importantes, porque los estudios han hallado que las personas con problemas de higiene dental o que no cuidan sus oídos tienden a padecer problemas cognitivos. Y, por último, las relaciones sociales y la exposición a cosas nuevas estimula la plasticidad del cerebro", remató. El experto dice que estas buenas prácticas han permitido a algunas personas retener su memoria hasta una edad avanzada y reducir en un tercio los riesgos de demencia.

Fuente: D. Norte


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