Carta de Lectores: Crónicas de un docente golondrina

Por Benjamín Darío  Floroff 

"En el año 2011, me aventuré en el corazón de El Impenetrable, específicamente en el remoto paraje de Tres Pozos, a unos agotadores 300 kilómetros de la ciudad principal de Juan José Castelli, con el firme propósito de iniciar mi carrera como docente. Dejé atrás a mi esposa y a mi hijo de tan solo un año, en busca de una oportunidad laboral que parecía esquiva en otros lugares.

Mi empeño siempre estuvo marcado por la pasión que sentía por la enseñanza, la camaradería con mis alumnos y colegas. Sin embargo, las condiciones laborales en ese rincón olvidado de nuestro país eran desoladoras. Trabajar en aulas deterioradas era la norma, y mi situación habitacional rozaba la indigencia.

Viajar a diario por polvorientos y accidentados caminos, haciendo dedo bajo el ardiente sol o las lluvias torrenciales, se convirtió en mi rutina.

Para aumentar mi carga horaria, busqué empleo en el paraje El Sauzal. Logré obtener seis horas de trabajo, ya que las demás habían sido asignadas a docentes sin títulos en la reciente titularización.

Sin embargo, para alcanzar una carga horaria decente, me veía obligado a realizar extenuantes viajes los lunes desde Tres Pozos hasta Sauzalito. Durante esos días, pasaba horas bajo el sol esperando que alguien me diera un aventón. Por la tarde, tenía clases en Sauzal, y luego regresaba a Sauzalito, donde pasaba la noche en condiciones precarias.

Quiero destacar la solidaridad de colegas más experimentados, quienes siempre tendían una mano amiga. El martes por la mañana, continuaba mi periplo, haciendo dedo hacia Tres Pozos, donde debía asumir quince horas de clases que se extendían desde el martes hasta el jueves por la noche. En este remoto paraje, alquilé una habitación que más parecía un refugio de murciélagos, donde pasaba las noches de martes y miércoles.

Mi esperanza se renovaba los jueves por la noche, ya que un colega se dirigía hacia Sauzalito y me ofrecía un viaje. Así, lograba llegar a tiempo para mis clases del viernes por la tarde en Sauzal.

Después de tres largos años, finalmente se presentó una oportunidad en la localidad de Misión Nueva Pompeya, una oportunidad que no dudé en aprovechar, ya que me acercaba considerablemente a mi familia.

Sin embargo, esto no significaba menos esfuerzo, ya que para completar mi carga horaria conservé las horas en El Sauzal, hacia donde viajaba los lunes y viernes en una motocicleta que logré adquirir con mucho esfuerzo a lo largo de cuatro años. Es importante que comprendan que la distancia entre Pompeya y Sauzal es de exactamente 50 kilómetros, lo que significaba una odisea diaria de 100 kilómetros en total.

En este punto, es fundamental que se tenga en cuenta la situación en estos parajes de los que les hablo. Las condiciones no estaban dadas para que los docentes se quedaran, al menos de una manera digna. Además, se sumaba el hecho de que, al renunciar a mis horas en Tres Pozos, tomé horas en la Escuela Secundaria N° 97 de Pompeya, que debía cumplir por las mañanas desde el lunes hasta el jueves.

Al mismo tiempo, en ese período, asumí horas en la localidad de Fuerte Esperanza, en la Escuela Secundaria N° 136, donde debía trabajar en horario vespertino desde el martes hasta el jueves.

Esta situación se prolongó durante otros cuatro años, en los cuales se creó la Escuela Secundaria N° 195 en el paraje Wichi el Pintado. En este lugar, se abrieron tres horas de primer año, a las que accedí después de una larga lucha, ya que desde la regional se insistía en la designación de personas sin título o méritos. Una vez que tomé esas horas en Wichi, renuncié a Fuerte Esperanza.

Estaba más cerca de mi familia, pero las distancias, aunque más cortas, seguían siendo difíciles de transitar.

Mi espalda, deteriorada por los viajes incesantes por caminos que, por más que los describa con palabras, resulta imposible transmitir lo difíciles que eran. Fue entonces cuando, debido a la renuncia de una colega, tuve la oportunidad de tomar algunas horas en la Escuela Secundaria N° 137, ubicada en el paraje El Toba, cercano a Misión Nueva Pompeya. En este punto, también decidí renunciar al resto de las horas, ya que ni mi salud ni mi economía me permitían seguir haciendo esos agotadores viajes.

A partir del año 2019, comencé a tomar suplencias interrumpidas de una docente sin título que había titularizado en el proceso de titularización masiva. Permanecí en esta situación durante tres largos años, hasta el momento en que esta colega se jubiló. Finalmente, en el año 2022, pude ser nombrado como interino en esas horas que tanto había anhelado después de haber sido suplente de esta persona durante tanto tiempo.

Quiero enfatizar que, en todo momento, soy consciente de la suerte que tengo de tener trabajo y de la pasión que siento por enseñar y por mi desarrollo como docente. Esta crónica no tiene como objetivo victimizarme, sino más bien busca sensibilizar sobre las experiencias de muchos docentes que, como yo, realizan esfuerzos sobrehumanos y más para llevar la educación a las comunidades más apartadas y desfavorecidas.

La ley que ustedes tienen en sus manos para brindar estabilidad laboral a los docentes es una oportunidad para reconocer y valorar los sacrificios y la dedicación que muchos de nosotros hemos invertido en la educación de las futuras generaciones.

Espero que esta crónica contribuya a tomar decisiones informadas y justas en beneficio de la educación y de quienes la llevan a lugares donde otros no se aventuran.

Mi experiencia como docente en estas áreas olvidadas ha estado marcada por sacrificios constantes y una dedicación inquebrantable a la educación. Esta es mi crónica personal de la odisea que enfrenté como docente en El Impenetrable."



Comentarios



Lo más leído de la semana

Titularización docente: convocan a gremios a la primera mesa técnica

El Frente Gremial Docente informó que se adhiere al paro nacional del próximo jueves

El gobierno oficializó nuevo salario mínimo en $234 mil tras el fracaso de la reunión del Consejo

Federación Sitech repudió la falta de diálogo del Gobierno y la ministra de Educación

SECHEEP: cómo saber el nivel al que pertenece cada usuario y qué % de aumento le corresponde