Una fiesta de la lectura es lo que se vive cada vez que el Plan desembarca en el lugar dónde fuese convocado.
Esa tarde, el viaje fue hacia el este de la ciudad, para llegar a ese emblemático barrio que primero fue conocido como el «713» y que hoy lleva el nombre de Juan Domingo Peron.
Sus calles nos llevaron hasta esa especie de complejo educativo improvisado que se erigió en una de sus manzanas, dónde se concentran un secundario, una primaria y un jardín de infantes.
El destino de este miércoles de abril era la Escuela de Educación Primaria N° 990 que lleva el nombre de «Señora Yolanda Furriel».
La siesta era agradable y entrar fue encontrarnos con la habitual amabilidad con que reciben al Plan en cualquier institución.
Las seños del primer ciclo abrieron las puertas de sus aulas y el salón donde leeríamos se llenó de niños y niñas que contagiaban curiosidad, vitalidad y afecto.
Preguntaban, hojeaban los libros, se los notaba eufóricos por la presencia de esas mujeres a las que no conocían pero que intuían los harían pasar un buen rato.
Luego de corretear y responder a los gritos cada pregunta se fueron encantando con los relatos. Sin embargo mantenían su protagonismo demandando leer. Y lo hicieron, en una buena cantidad.
Desparramados en el piso, con la comodidad que sólo se puede adoptar a esa edad, escuchaban felices cada historia.
La fiesta era de ellos pero estaba también en las lectoras que disfrutaron cada momento con la intensidad que su sensibilidad les devuelve.
La fiesta siempre parece preparada para quiénes recibirán la lectura en voz alta, ese inocultable gesto de amor. Es decir, para esos niños que celebran, gritan y cantan. Pero, nunca reflejan la fiesta que se vive detrás de esas mesas que reciben en cada lugar al Plan de Lectura.
Porque detrás de esas mesas y «armadas» de libros están las lectoras voluntarias, leyendo, recitando, improvisando personajes, dando consejos o poniéndose disfraces.
El Plan de Lectura es una fiesta completa como la de esta tarde, donde hubo agradecimiento de autoridades y pedidos para volver a visitarlo.
El Plan sigue sumando encuentros, vivencias y chicos que se sientan a leer luego de las lecturas, a pedir que le regalemos libros y hasta a abrazarnos con un cariño conmovedor.
Qué viva el Plan! Qué viva la lectura! La aventura lectora no se detiene y la próxima semana volverá a cruzar las fronteras de la ciudad para llevar esta ceremonia de amor hasta Machagai.
Fuente: Cultura S P
Esa tarde, el viaje fue hacia el este de la ciudad, para llegar a ese emblemático barrio que primero fue conocido como el «713» y que hoy lleva el nombre de Juan Domingo Peron.
Sus calles nos llevaron hasta esa especie de complejo educativo improvisado que se erigió en una de sus manzanas, dónde se concentran un secundario, una primaria y un jardín de infantes.
El destino de este miércoles de abril era la Escuela de Educación Primaria N° 990 que lleva el nombre de «Señora Yolanda Furriel».
La siesta era agradable y entrar fue encontrarnos con la habitual amabilidad con que reciben al Plan en cualquier institución.
Las seños del primer ciclo abrieron las puertas de sus aulas y el salón donde leeríamos se llenó de niños y niñas que contagiaban curiosidad, vitalidad y afecto.
Preguntaban, hojeaban los libros, se los notaba eufóricos por la presencia de esas mujeres a las que no conocían pero que intuían los harían pasar un buen rato.
Luego de corretear y responder a los gritos cada pregunta se fueron encantando con los relatos. Sin embargo mantenían su protagonismo demandando leer. Y lo hicieron, en una buena cantidad.
Desparramados en el piso, con la comodidad que sólo se puede adoptar a esa edad, escuchaban felices cada historia.
La fiesta era de ellos pero estaba también en las lectoras que disfrutaron cada momento con la intensidad que su sensibilidad les devuelve.
La fiesta siempre parece preparada para quiénes recibirán la lectura en voz alta, ese inocultable gesto de amor. Es decir, para esos niños que celebran, gritan y cantan. Pero, nunca reflejan la fiesta que se vive detrás de esas mesas que reciben en cada lugar al Plan de Lectura.
Porque detrás de esas mesas y «armadas» de libros están las lectoras voluntarias, leyendo, recitando, improvisando personajes, dando consejos o poniéndose disfraces.
El Plan de Lectura es una fiesta completa como la de esta tarde, donde hubo agradecimiento de autoridades y pedidos para volver a visitarlo.
El Plan sigue sumando encuentros, vivencias y chicos que se sientan a leer luego de las lecturas, a pedir que le regalemos libros y hasta a abrazarnos con un cariño conmovedor.
Qué viva el Plan! Qué viva la lectura! La aventura lectora no se detiene y la próxima semana volverá a cruzar las fronteras de la ciudad para llevar esta ceremonia de amor hasta Machagai.
Fuente: Cultura S P
Comentarios
Publicar un comentario