ADIUNNE se expresa sobre la modalidad virtual adoptada en la UNNE en esta emergencia sanitaria


Ante la emergencia sanitaria decretada a raíz de la pandemia del COVID19, creemos que son necesarias las medidas tendientes a evitar los contagios. En ese contexto nuestra Universidad inició su período lectivo 2020. Primero se impuso la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles, sin afectar la presencia en el trabajo, de docentes y no docentes en las facultades. A partir del 20 de marzo, se generalizó la cuarentena y se planteó entonces, con variaciones, que los docentes trabajemos con la modalidad de enseñanza virtual desde nuestras casas. Queremos remarcar nuestro compromiso con los y las estudiantes para que reciban una educación de calidad y con las y los docentes para que realicemos nuestro trabajo en condiciones adecuadas. Por esto, nos vemos en la necesidad de manifestar nuestra preocupación ante algunos aspectos de las decisiones institucionales que podrían llegar a afectar los derechos de docentes y estudiantes.

En primer lugar, queremos señalar –y esto ya lo hemos expresado en una nota presentada a Rectorado, antes del aislamiento obligatorio-, que no hubo una Resolución general desde Rectorado que unifique los pasos a seguir, para el conjunto de la UNNE, sino que cada Unidad académica tomó disposiciones unilaterales. Esto creó una situación de incertidumbre y desfasaje en las actividades, que afectan al conjunto de docentes, y más aún a quienes trabajan en más de una unidad académica.

En segundo lugar, la implementación compulsiva por parte de la mayoría de las Facultades, de la modalidad virtual para todas las materias genera una serie de inconvenientes que la hacen impracticable en estas condiciones. La plataforma UNNE Virtual no está preparada para alojar tantas aulas, lo que provoca que durante todo el día tenga desperfectos que tornan extremadamente difícil la labor docente.

Además, en las condiciones actuales, la virtualidad no es una herramienta pedagógica al alcance de todos. Por parte de las y los docentes requiere una serie de conocimientos y prácticas que no todos tienen. Según los datos que disponemos, hasta el año pasado, el número de cátedras que contaba con esta modalidad como apoyo a la presencialidad no superaba el 30%, lo que permite pensar que más del 60% del cuerpo docente no tiene experticia en la elaboración de contenidos virtuales y, en muchos casos, siquiera familiaridad con la plataforma. Con la modalidad virtual, en las cátedras masivas, la mayor carga de trabajo para los y las docentes pasa por responder preguntas individuales. 

La creación o el refuerzo de los equipos responsables del apoyo para esta tarea, no solo no es suficiente para transformar toda una estructura de dictado presencial en unos pocos días, sino que también sobrecarga innecesariamente de trabajo a colegas que los integran. Nos preguntamos si están garantizados los medios para que cada docente pueda realizar este tipo de tarea desde la casa. Desde el soporte tecnológico hasta la formación específica. E incluso cabe observar si está dada la igualdad de condiciones para el dictado virtual cuando hay docentes madres o padres de niños pequeños o adolescentes, que deben también atender las tareas que les llegan a sus hijos. 

En cuanto a los y las estudiantes, la modalidad exige una serie de condiciones materiales de las que no todos disponen: dispositivo electrónico con conexión internet (con suficiente capacidad de datos para navegar y descargar los contenidos que se logren subir al aula) y conocimiento necesario para el uso de la plataforma. Quienes desempeñamos la docencia y conocemos las situaciones de las y los estudiantes con quienes convivimos a diario, sabemos que esta no es la realidad de todos ellos, ni siquiera de la mayoría. Pero también tenemos que pensar en las condiciones de un espacio físico apropiado para realizar las actividades asignadas, momentos de tranquilidad, las realidades sociales son diferentes por lo que no se trata aquí de mayor o menor dedicación a las actividades propuestas sino de igualdad de posibilidades frente a las actividades propuestas.

No se han debatido hasta ahora cuáles son los objetivos de esta llamada enseñanza virtual, ni sobre las evaluaciones. ¿Se busca dar los mismos contenidos que en la modalidad presencial? Si así fuera, ¿estamos entonces suplantando la modalidad presencial? ¿Se pueden cursar de manera virtual todas las asignaturas? ¿O solo es una emergencia transitoria hasta que se reanude lo presencial? ¿Se pueden lograr los objetivos planteados para materias presenciales (donde la virtualidad es sólo una herramienta más) en un dictado totalmente virtual? ¿Es en el nivel universitario una prioridad la enseñanza en esta emergencia sanitaria?

Hay estudiantes que hasta hace unos días no se habían podido acreditar en algunas materias y otros que no han podido ingresar a las aulas virtuales y esto lo sabemos porque estamos trabajando en estas condiciones desde el 16 de marzo.

Por todo ello, nos parece necesario resaltar el gran esfuerzo que la docencia y el estudiantado realizan para poder seguir adelante en estas condiciones, en consonancia con el resto de los sectores de la sociedad que de una u otra manera contribuyen al sostenimiento del conjunto, en estos momentos de extrema incertidumbre.

Por todo ello creemos que en este momento lo prioritario es la emergencia sanitaria y que la virtualidad debe ser una herramienta que nos permita estar vinculados y vinculadas docentes y estudiantes, desde la sensibilización del problema que hoy nos ocupa y preocupa a todas y todos, tratando además de llevar tranquilidad y contención. No pueden exigirnos que trabajemos con normalidad desde nuestras casas, cuando es evidente que la situación es excepcionalmente anormal, hay cientos de familias recluidas en el aislamiento, con el estrés y la angustia que genera la posibilidad de contagio.

Por eso no podemos ni debemos exigirnos, no pueden ni deben exigirnos, ni tampoco podemos exigirles a nuestros estudiantes como si todo transcurriera como si nada. Creemos que esta situación solo debe ser preparatoria de un inicio de clases postergado, cuando las condiciones lo permitan, y que es necesario suspender cualquier tipo de evaluación hasta que las condiciones académicas vuelvan a ser las óptimas, priorizando la salud de nuestros estudiantes y docentes.

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