El
trastorno por crisis de pánico es el trastorno de ansiedad que mejor
responde al tratamiento cognitivo-conductual; ya que tiene más del 80
por ciento de efectividad.
La licenciada
Solange García Bardot, especialistas en estrés, ansiedad y emociones del
Instituto Sincronía, explicó que "los primeros pasos para tratar el
ataque de pánico es precisamente realizar el diagnóstico y luego
realizar los estudios médicos correspondientes (en general ya han pasado
por una evaluación
médica exhaustiva)".
"Luego,
en la mayoría de los casos, deberá ser evaluado por el psiquiatra,
quien es el que determina en conjunto con el psicólogo y el paciente, si
se indica medicación o no. Si el experto psiquiatra indica la
medicación, es ideal combinar ambas terapéuticas desde el comienzo para
tener los mejores resultados.
Habitualmente, la
medicación psiquiátrica está compuesta por un antidepresivo y un
ansiolítico, eligiendo los recaptadores de serotonina como medicación de
primera línea, que se deben tomar por un tiempo acotado entre 12 y 18
meses", indicó García Bardot.
Como resultado
de múltiples estudios científicos en todo el mundo la terapia indicada
para los trastornos de pánico es la cognitivo-conductual.
Esta trabaja los cuatro ejes sobre los que se conforma el trastorno de pánico.
1.
El eje neurofísico, que se aborda con técnicas de relajación,
mindfulness y reducción de estrés, técnicas de embodiment y de ser
necesario con medicación.
2. El eje cognitivo, se trabaja sobre el estilo de procesamiento mental del paciente, distorsiones de pensamiento y creencias.
3. El eje emocional que focaliza la emoción del enojo, el miedo y la exigencia.
4.
El eje conductual, donde se utiliza afrontamientos y desensibilización
cognitiva para vencer la evitación a situaciones o lugares y aprender a
tolerar los síntomas físicos.
"La terapia
cognitivo conductual apunta al desarrollo de habilidades para que el
paciente aprenda a transitar lo que le ocurre, partiendo de que conozca
lo mas completamente posible lo que sucede. De qué se trata su problema,
cómo se dispara y qué sostiene el circuito del pánico. Identificar los
pensamientos y
creencias asociadas al pánico y la respuesta
emocional que activan estas creencias. El foco es desarmar el círculo
vicioso de evitación que lo lleva a desregularse", indicó la
especialista. Asimismo, la experta en estrés, ansiedad y emociones
afirmó que "en el primer mes ya habrán disminuido los ataques y
comenzará a recuperar la confianza en sí mismo".
"Pero
para desarmar el estilo de vida que alimenta el pánico, entender cómo
se llega a desarrollar el trastorno y realizar los cambios necesarios,
lleva algo más de tiempo", dijo.
García Bardot
indicó que el trastorno de pánico "puede ser un trastorno de ansiedad en
sí mismo o puede acompañar los más diversos cuadros psicopatológicos,
tanto como trastorno o como síntoma".
En ese
sentido, comentó que "para que sea un trastorno debe cumplir con
determinados criterios descriptos en el manual DSM IV TR de criterios
diagnósticos, que entre otros criterios estipula la existencia de más de
una crisis y una alteración de la conducta como consecuencia de las
mismas".
QUIENES LO PADECEN
"Existe
en general una personalidad previa al pánico. Tienden a ser personas
muy responsables, exigentes, que tratan de resolver todo por su propia
cuenta, de manera rápida y eficaz. En general, es una persona con un
buen desempeño en casi todas las áreas de su vida. Son despiertos e
inteligentes y es común que hasta el momento del pánico no se hubiese
encontrado con limitaciones ni físicas ni emocionales que le impidieran
manejarse exitosamente en casi todo", aseguró la especialista.
García
Bardot manifestó que "previo a los ataques, el panicoso, en general,
era una persona que no le perturba el miedo ni la ansiedad y aunque haya
atravesado situaciones muy duras tiende a resolver y avanzar en su
vida".
"Por estas razones, es muy difícil para
este tipo de personalidad asumir que tienen un problema que no pueden
resolver ellos mismos, y a su vez se sienten muy avergonzados por la
desconcertante vulnerabilidad que los invade. Una frase típica que
surge en algún momento del tratamiento es: "yo no soy este y quiero
volver a ser el que era", añadió.
La experta
advirtió que muchas personas "llegan a la consulta después de años de
intentar resolver el problema por su cuenta, habiendo pasado por
situaciones médicas interminables".
"Están muy angustiados, con una vida muchas veces
muy restringida por la evitación, y con una enorme sensación de
impotencia y frustración. Por este motivo, muchas personas que sufren el
trastorno con el paso del tiempo tienen marcados síntomas depresivos.
Pasan de una vida activa y productiva a una
vida cada vez más reducida, y limitada. Hacen solo aquello que conocen y les da seguridad y a veces eso es muy poco", agregó.
CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS
Los síntomas físicos son variados y se pueden combinarse de diferentes formas, los más frecuentes son:
Palpitaciones
Sudoración
Temblor de manos
Piernas flojas
Nauseas
Molestias abdominales
Mareos
Dolor de cabeza
Opresión en el pecho
Sensación de ahogo o falta de aire
Sofocación
Los síntomas cognitivos están relacionados con:
Miedo a morirse o a que algo terrible está por suceder
Miedo al desmayo
Miedo al descontrol
Sensación de irrealidad o de extrañeza, acerca de lo que pasa o de mi mismo
Sensación de estar como en un túnel como si estuviera obnubilado
"Estas
crisis son aterradoras, desorganizantes, aunque la sensación de
malestar luego de las crisis, puede durar días", aseveró García Bardot.
No
obstante, la especialista destacó que "la persona que sufre de pánico
debe aprender que esta es una respuesta orgánica natural y normal, y que
solo dura un determinado tiempo (entre 10 y 30 minutos) y desaparece,
que su cuerpo viene equipado para este tipo de reacción por lo que nada
va a pasarle".
Al respecto, puntualizó que "se
trata de aprender a tolerarlas, afrontando la ansiedad, sus síntomas y
sensaciones desagradables" y añadió que "lograr esto es difícil, pero de
vital importancia, ya que si el panicoso experimenta que los síntomas
disminuyen solos sin que nada pase, podría darse cuenta de que esos
síntomas no son una señal de peligro inminente, sino una respuesta de
ansiedad intensa".
La especialista indicó que
"al ser una respuesta fisiológica normal nuestro cuerpo está preparado
para soportarla y una vez que llega a su nivel máximo de intensidad,
solo comienza a bajar la intensidad progresivamente".
"El
efecto como cuando uno llora, hay una descarga de llanto por el nivel
de emoción que luego cuando ya descargo lo suficiente baja y
desaparece", dijo.
"Aprender a atravesar el
pánico en lugar de evitarlo, o superarlo que es otra manera de evitar,
es el cambio cualitativo para lograr trascender el ataque y no permitir
que se instale", concluyó.
Autor: Leonardo Coscia
Fuente: D. Chaco
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