Claudia Araujo
Argentina tuvo un pasado educativo mejor que el actual y se dio en repetidos períodos de su historia. No sólo tuvo excelencia en la formación de profesionales, sino que sus índices estaban a la altura de los egresados de las potencias mundiales. Y ello se debió en parte a las políticas públicas dispuestas para educar al soberano, también a las circunstancias favorables para hacerlo pero fundamentalmente a la comunión de voluntades deseosas de construir una gran nación.
Hoy las noticias que reflejan la situación de la educación argentina son más un tambaleo entre escándalos mediatizados, violencia juvenil, índices de deserción, repitencia y abandono, y anuncios de medidas que reinventan las prácticas de lo que debe ser la escuela.
Argentina tuvo un pasado educativo mejor que el actual y se dio en repetidos períodos de su historia. No sólo tuvo excelencia en la formación de profesionales, sino que sus índices estaban a la altura de los egresados de las potencias mundiales. Y ello se debió en parte a las políticas públicas dispuestas para educar al soberano, también a las circunstancias favorables para hacerlo pero fundamentalmente a la comunión de voluntades deseosas de construir una gran nación.
Hoy las noticias que reflejan la situación de la educación argentina son más un tambaleo entre escándalos mediatizados, violencia juvenil, índices de deserción, repitencia y abandono, y anuncios de medidas que reinventan las prácticas de lo que debe ser la escuela.
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