Hugo Labate, funcionario nacional del Ministerio de Educación
El director de Diseño de los Aprendizajes contó a NORTE en qué consisten los cambios impulsados en las escuelas para la enseñanza de la matemática.
En los operativos de evaluación de la calidad se evidencian falencias en las herramientas de los estudiantes de quinto año para resolver ejercicios matemáticos. El director de Aprendizajes Hugo explica que se evalúa algo que los chicos en teoría tendrían que haber visto en un tercer año y sin embargo ese conocimiento no sobrevivió porque se aprendió de memoria y no a pensar. “Lo preocupante es que invertimos tanto tiempo para enseñar matemática a lo largo del secundario y no hemos logrado un razonamiento”, plantea.
¿Puede tratarse de un componente cultural, que puede restarle valor en el uso diario?
-En la vida cotidiana todo el tiempo sumamos, restamos, hacemos cálculos para determinar espacios pero no coincide con la matemática escolar, donde manejamos nociones más abstractas y que a veces tienen que ver con estudios superiores. Por eso la matemática del secundario muchos se preguntan para qué sirve. Es una conversación social que tenemos que volver a plantear, hablar sobre qué matemática dar en la escuela para que realmente tenga sentido y sea algo de valor social y no una disciplina que se estudia.
Las diferencias
Al diferenciar la enseñanza que se da en primaria y secundaria señala que los maestros recibieron una capacitación que los ayudó a trabajar con los chicos de manera más intuitiva en la resolución de problemas.
“Los chicos de primaria están aprendiendo distinto y lo que falta mejorar es cuando se aprenden las fracciones, que son operaciones con mayor complejidad. Algunas experiencias en el mundo indican que algunas representaciones visuales o concretas de las partes permiten entender la noción de fracción”, describe.
Una diferencia con el secundario es que el docente no es generalista como en primaria, sino un especialista en matemática y como los programas que los diseños curriculares proponen para cada provincia contienen una cantidad de temas muy importantes, con frecuencia enfrentan un dilema: estudiantes que no están en el nivel que ellos esperan y se sienten presionados para terminar un programa. “Para evitar que esto pase proponemos a las provincias identificar algunos contenidos prioritarios para que el docente se tome el tiempo para lograr que la mayoría comprenda a fondo”.
Las formas
La capacitación de los docentes también incluye cambios. Una modalidad en revisión busca que se promueva ante todo la resolución de problemas. “Salvando algunos casos, la mayoría de los profesores usa una forma expositiva para dar clase y la idea es que se planteen problemas para invitar a usar lo que se sabe y la búsqueda de un contenido nuevo que permita resolverlo”. Para los profesores implica un cambio en el formato de clases: plantear un caso y dejar que los chicos trabajen, agregando información a medida de la necesidad. Esto además le permite evaluar de una manera más formativa: ver por ejemplo quién aporta más a la discusión, cómo piensan los estudiantes.
Una mejor pedagogía
Labate reconoce que las metodologías en las formas de enseñanza, en la didáctica, fueron mostrando buenas claves hace ya 30 años. Y que si bien hubo una evolución, pero cuando se llevan a la práctica muchos docentes tienden a volver al método tradicional.
“Estamos viendo cómo las buenas prácticas se conviertan en el día a día del docente. En encuentros de formación continua promovemos que los docentes dialoguen y coordinadores proponen sugerencias, una vez en clase y poniendo en concreto se vuelve a poner en común en el siguiente ateneo. Vamos de la capacitación al aula y del aula a la capacitación. No como un cursito aislado sino como a un proceso más extendido en el tiempo”.
Fuente: D. Norte
El director de Diseño de los Aprendizajes contó a NORTE en qué consisten los cambios impulsados en las escuelas para la enseñanza de la matemática.
En los operativos de evaluación de la calidad se evidencian falencias en las herramientas de los estudiantes de quinto año para resolver ejercicios matemáticos. El director de Aprendizajes Hugo explica que se evalúa algo que los chicos en teoría tendrían que haber visto en un tercer año y sin embargo ese conocimiento no sobrevivió porque se aprendió de memoria y no a pensar. “Lo preocupante es que invertimos tanto tiempo para enseñar matemática a lo largo del secundario y no hemos logrado un razonamiento”, plantea.
“La capacitación ya no es un cursito aislado sino parte de un proceso”, sostiene el especialista nacional en aprendizajes.
¿Puede tratarse de un componente cultural, que puede restarle valor en el uso diario?
-En la vida cotidiana todo el tiempo sumamos, restamos, hacemos cálculos para determinar espacios pero no coincide con la matemática escolar, donde manejamos nociones más abstractas y que a veces tienen que ver con estudios superiores. Por eso la matemática del secundario muchos se preguntan para qué sirve. Es una conversación social que tenemos que volver a plantear, hablar sobre qué matemática dar en la escuela para que realmente tenga sentido y sea algo de valor social y no una disciplina que se estudia.
Las diferencias
Al diferenciar la enseñanza que se da en primaria y secundaria señala que los maestros recibieron una capacitación que los ayudó a trabajar con los chicos de manera más intuitiva en la resolución de problemas.
“Los chicos de primaria están aprendiendo distinto y lo que falta mejorar es cuando se aprenden las fracciones, que son operaciones con mayor complejidad. Algunas experiencias en el mundo indican que algunas representaciones visuales o concretas de las partes permiten entender la noción de fracción”, describe.
Una diferencia con el secundario es que el docente no es generalista como en primaria, sino un especialista en matemática y como los programas que los diseños curriculares proponen para cada provincia contienen una cantidad de temas muy importantes, con frecuencia enfrentan un dilema: estudiantes que no están en el nivel que ellos esperan y se sienten presionados para terminar un programa. “Para evitar que esto pase proponemos a las provincias identificar algunos contenidos prioritarios para que el docente se tome el tiempo para lograr que la mayoría comprenda a fondo”.
Las formas
La capacitación de los docentes también incluye cambios. Una modalidad en revisión busca que se promueva ante todo la resolución de problemas. “Salvando algunos casos, la mayoría de los profesores usa una forma expositiva para dar clase y la idea es que se planteen problemas para invitar a usar lo que se sabe y la búsqueda de un contenido nuevo que permita resolverlo”. Para los profesores implica un cambio en el formato de clases: plantear un caso y dejar que los chicos trabajen, agregando información a medida de la necesidad. Esto además le permite evaluar de una manera más formativa: ver por ejemplo quién aporta más a la discusión, cómo piensan los estudiantes.
Una mejor pedagogía
Labate reconoce que las metodologías en las formas de enseñanza, en la didáctica, fueron mostrando buenas claves hace ya 30 años. Y que si bien hubo una evolución, pero cuando se llevan a la práctica muchos docentes tienden a volver al método tradicional.
“Estamos viendo cómo las buenas prácticas se conviertan en el día a día del docente. En encuentros de formación continua promovemos que los docentes dialoguen y coordinadores proponen sugerencias, una vez en clase y poniendo en concreto se vuelve a poner en común en el siguiente ateneo. Vamos de la capacitación al aula y del aula a la capacitación. No como un cursito aislado sino como a un proceso más extendido en el tiempo”.
Fuente: D. Norte
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