El desafío, contener dólar y precios ante la presión gremial por salarios

SINDICATOS SE RESISTEN A ACEPTAR EL TECHO QUE BUSCA IMPONER EL GOBIERNO

PorDaniel Fernández Canedo

“La discusión va a ser fuerte y no vamos a aceptar ese aumento de 18% del que se habla”, aseguraba ayer Roberto Baradel.

El Secretario de SUTEBA, gremio que nuclea a los docentes bonaerenses, empezará en febrero a discutir los aumentos para el año en lo que constituye el puntapié de negociación paritaria del año.

Baradel se resiste a hablar de cifras ( aunque no le suena mal el 27,5% de suba del año pasado ) y pone el acento sobre que el problema no es el porcentaje de aumento que se logre, sino el nivel de los salarios.

Cree que los docentes bonaerenses parten de un piso bajo y que la recuperación salarial de los estatales fue menor que la de los privados que están en blanco. Y que esa situación debe equipararse hacia arriba.

En los últimos años fue el aumento a los docentes bonaerenses el que marcó la pauta para el resto, pero en éste hay una diferencia: el Gobierno aspiraría a que los incrementos no pasen de 20% .

En el sector privado, aunque de manera informal, los representantes gremiales ya adelantaron que aspiran a mejoras del 25% siempre y cuando, por otra vía, se compensen la subas de las boletas de luz, gas y agua que irán llegando con la baja de subsidios que anunció el Gobierno.

Los empresarios privados dicen que aumentos salariales de esa magnitud le subirían mucho los costos y los dejaría fuera de muchos mercados .

Los que exportan a Brasil argumentan que, medida en dólares, la hora de trabajo argentina supera largamente a la que se paga en el país vecino.

Pero parece poco lo que los empresarios podrían hacer frente a las demandas sindicales si el Gobierno no se mete de lleno en la discusión.

La Presidenta ya adelantó que no quiere acuerdos macro sino negociaciones caso por caso.

A eso se agregaría, como otras tantas, una norma oficial no escrita: el Secretario de Comercio Guillermo Moreno frena arbitrariamente importaciones y crea márgenes para productos nacionales, así sea a mayor precio .

El objetivo de Moreno está concentrado en que el Estado no gaste dólares. Pero si también quiere mantener la inflación atada, además del dólar quieto, necesitará de moderación en materia salarial.

Pero con una inflación anual del 24% el año pasado, según las mediciones provinciales, y con subas de 20% en las dietas de los legisladores, es difícil pensar que los dirigentes sindicales puedan reclamar menos.

Con aumentos salariales que partirían de un piso de 20%, más la enorme grieta política abierta entre la Presidenta y el líder de la CGT, Hugo Moyano, el año económico empieza con algunas señales para tener en cuenta .

El Gobierno, más preocupado en cuidar la caja, empezó por no dar el plus salarial y jubilatorio a fines de 2011.

A eso se suma el inicio del proceso de baja de subsidios para luz, gas y transporte y, también, para, la molienda de trigo y los pollos.

Además, adelanta la aplicación de un cargo para el gas, ratificando la impresión de que el ritmo de aumento del gasto público ya no será lo que fue.

El sábado, en Página 12 , la Presidenta del Banco Central adelantó sus pronósticos para este año.

Dijo que el país puede crecer entre 4,5% y 7,5% (un rango, por cierto amplio) y que el dólar cotizará en promedio en $ 4,62, lo que daría una suba máxima de 10%.

Así, si los salarios suben más de 20% y la inflación los acompaña, se mantendría la política oficial de dejar atrasar un poco más el precio del dólar.

Técnicamente, e l dólar tiene hoy el mismo nivel que tenía antes que la convertibilidad de 2001 estallara.

Desde un punto de vista, la mega devaluación de fines 2001 ya quedó absorbida, se consumió.

Pero hoy las condiciones son muy distintas. El tipo de cambio multilateral (el del comercio exterior argentino) está 60% por encima de 2001 y la Argentina tiene los dólares del campo, que siguen generando un fuerte superávit cambiario.

Incluso Marcó del Pont aseguró que el Banco Central podrá comprar en 2012 US$ 9.000 millones, que le alcanzan al Tesoro para pagar todos los compromisos del año.

El despunte de 2012 muestra mucha confianza oficial en varios puntos clave de la economía.

Uno es que llueva, para salvar la cosecha de maíz.

Por la sequía ya se dejarían de percibir U$S 1.200 millones de las previsiones originales.

Después, que llueva para que no se caiga la de soja.

También, que el cepo a la salida de capitales siga siendo efectivo.

Mientras, gremialistas, empresarios y el Gobierno se preparan para la puja salarial de marzo, que será clave.

Fuente: Infobae

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