Claudia Araujo
Para el doctor en Biología Diego Golombek, todos los niños nacen científicos. “Si no, ¿quién puede negar que no intentó alguna vez disecar un insecto, quemar a una hormiga con una lupa o abrir a un hermanito (risas) para ver cómo es por dentro?”, bromeó en su ponencia en el 16º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura.
Quienes lo conocen porque vieron sus programas en la tevé, leyeron sus escritos o asistieron a sus talleres para docentes y estudiantes saben de qué habla.
“Hay gente a la cual le encanta jactarse que no sabe absolutamente nada de matemáticas y no contenta con eso también lo repite con sus hijos”, ironizó en medio de sonrisas del público. Casi de inmediato renegó de los estereotipos que se empeñan a encasillar a los científicos como seres aburridos y que gustan de querer explicar lo que nadie quiere saber o de simplemente arruinar momentos.
Justamente, en un momento en el que el país demanda de ingenieros y desarrolladores de software, la afirmación de uno de los comunicadores y promotores de la ciencia en el país abre una perspectiva diferente: todos podemos ser científicos.
Y esta semana, por participar en un foro dedicado a alentar la lectura, fue imposible omitir que la ciencia también “se cuela en la literatura, en los discos de Gilberto Gil y hasta en los tangos”.
El momento fue propicio además para citar que todavía hay espacios donde el acceso al conocimiento científico parece estar vedado y muchos sienten que están lejos de él, pero no es así.
El periodista Hernán Brienza cerró su ponencia afirmando que “la historia está para conmovernos y, como dice Gabriel Celaya de la poesía, la historia es un arma cargada de futuro”. Golombek improvisó entonces un nuevo final para su exposición parafraseando a su antecesor: “La ciencia es también un arma cargada de futuro”.
Como si hiciera falta reforzar la misma idea, la ilustradora María Wernike preguntó: ¿qué es saber dibujar?, y antes que dar una respuesta replanteó tres interrogantes: ¿es manejar proporciones y perspectiva?, ¿es lograr que una imagen sea reconocible para una mayoría?, ¿o es la expresión personal sobre una idea?
“Hay tantas representaciones de un cocodrilo como personas hay en el mundo”, reflexionó.
La mirada amplia de los niños para interpretar el mundo, la posibilidad de -a pesar de los años- conservarla los adultos y las potencialidades ilimitadas de ambos confluyeron en semejantes conclusiones. Todos podemos ser artistas, científicos o lectores de poesía; todos podemos despertar intereses pospuestos y lo más importante: todos podemos alentar a otros a hacerlo.
Desmesurado rechazo
En la apertura del Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, su mentor emitió una opinión que un día después fue duramente cuestionada por un sindicato docente.
Mempo Giardinelli dijo alegrarse porque hoy importa más discutir por mejorar la calidad educativa antes que por salarios. La Atech le respondió en duros términos y hasta lo acusó de subirse al entusiasmo del último éxito electoral.
Quienes escuchamos al escritor podemos dar fe de su coherencia discursiva y no sólo en lo dicho en la semana que pasó, sino en el editorial que pronuncia en cada edición del foro. También leemos sus columnas de opinión en Página12 y las declaraciones que hace a la prensa. Se podrá compartir o no su pensamiento, se podrá disentir de su percepción y hasta se podrán refutar con otros datos de la realidad; pero no se puede objetar una interpretación personal en un ámbito donde además se honra a la lectura y la literatura como espacio de crecimiento personal y profesional, de disensos y de diálogos.
Nobleza obliga, Giardinelli también habló del enorme esfuerzo de los maestros y de la necesidad de ser compensados por eso. Habló también de la visión de Domingo Faustino Sarmiento al crear una red de bibliotecas en el país.
Reconoció lo nefasto de los noventa para el sistema educativo. Y saludó que docentes y gobernantes puedan y quieran hablar sobre cómo mejorar la calidad educativa, además de aumentos salariales.
Al margen de trascendidos, comunicados y titulares, creemos viables un entendimiento, un encuentro y un diálogo superador en una etapa en la que Atech también dio muestras de haber evolucionado como dirigencia y voz representativa de los docentes en los últimos meses de discusiones con el Ministerio de Educación. Insistimos: se pueden acercar posiciones y las diferencias enriquecen el debate, si la preocupación es por un bien mayor.
Engancharse con Geografía
El viernes, un puñado de chicos participó en Resistencia de las Olimpíadas de Geografía, una de muchas competencias organizadas para estimular en estudiantes y docentes el estudio sobre ciertos campos y disciplinas.
Una de las sedes de la denominada ‘instancia jurisdiccional’, que involucró a grupos de escuelas en cada provincia del país, se realizó en la Escuela Normal Sarmiento y consistió en un examen escrito.
“La experiencia es muy buena y me gusta representar a mi colegio”, afirma Bruno Bonzo (15), de segundo año del Nacional. Aldana Sarmiento (14) y Federico Varas (14) aseguran que participar en una olimpíada no les quita tiempo ni afecta el estudio habitual en la escuela. “Te hacen preguntas que se relacionan, por ejemplo, con la población de un país y sus características. Es accesible para todos, que cualquiera puede saber y es un conocimiento que sirve para la vida”, asegura Bruno.
El sobre sellado que recibió cada grupo de escuelas participantes provino de la Universidad del Litoral, entidad organizadora hasta 2012 de las competencias. Una vez corregidos los trabajos, los mejores puntajes se acreditarán un lugar en la instancia nacional.
Brian Salinas (15) es uno de los adolescentes que hizo por primera vez el examen, para él estudiar ‘costó un poco’ y el cuestionario estuvo ‘un tanto difícil’. El alumno de la Escuela Normal asegura que no es de los que se destacan en todas las materias, pero dice que tanto en Geografía como Historia ‘le va bien porque son las que más le gustan’. Su compañera Rocío Pérez Galán (17) participa por cuarta vez y en dos ocasiones pasó a una instancia jurisdiccional.
Dice que aprender del manual que les asignan ‘es fácil’ y recomienda a sus pares animarse a ‘entrar’ porque enseguida “terminás enganchándote, se aprende mucho y porque se conoce a mucha gente”.
Dulce de calabazas
El trabajo hecho por alumnos y docentes de la Escuela Primaria 972 es digno de ser destacado. La institución sostiene una línea de conducta en los temas escogidos para las ferias de ciencias de las últimas ediciones: el primer año abordó la huerta, el siguiente lo dedicó al procesamiento de hortalizas y en 2011, a la fabricación de hecho. Con ayuda de padres y abuelas se investigó sobre propiedades de cada alimento, se cocinaron para la presentación y degustaron.
Norma Quirós, docente de la primaria del barrio 240 Viviendas, narró que los alumnos se entusiasmaron con la producción de dulces y esta vez escogieron un producto de la huerta no tan popular: la calabaza.
“Aprendimos que hace bien a la piel”, comentó uno de los integrantes del grupo compuesto por Celeste Barbona, Matías Peón, Leila Mesín y Alex Aguirre.
Para la docente —con diez años de profesión, de los cuales ya acumula cuatro en la 972— aprender más y desde otra perspectiva es una motivación que espera transmitir a sus alumnos. “Se puede enseñar ciencia y tecnología con distintos recursos y acá lo estamos demostrando”, dice sonriente.
Apadrinados
La institución escolar, que providencialmente lleva el nombre de Provincia del Chaco, ofreció a varias entidades la posibilidad de apadrinarla, de varias propuestas el gobierno confirmó que lo hará. Ahora solo resta poner fecha al acto correspondiente. Enhorabuena.
Una idea simple
“No todo es basura” se llama el trabajo que les valió a Sergio Martínez González, Leila Giménez Mildenberger y Paloma Ayala Kazmer un puesto en la feria provincial de ciencia y tecnología.
Los tres tienen ocho años, van a tercer grado y, pese a ir a divisiones distintas, hablaron del reciclado a partir de una idea que se originó durante la hora de Tecnología. Expusieron sobre cómo es posible reciclar material de desecho, como papel, aluminio y vidrio; pero además se comprometieron a concienciar sobre la importancia de clasificar los desechos en la escuela y en la casa.
María Gimena Juárez es una de las docentes en la experiencia y asegura que en clase poco a poco fue creciendo en los chicos el interés por encontrar alternativas a la contaminación ambiental y al manejo de los desperdicios, en especial después de ver cómo muchos arrojan residuos en la escuela.
La propuesta no se limita únicamente a los papeles de golosinas en el patio o en las aulas, sino a los envases plásticos que peatones arrojan incesantemente al interior del edificio público y hasta en bolsas abandonadas en la vereda. Para los chicos, sus docentes y la escuela, la resistencia a ese tipo de conductas llevará tiempo; pero es importante sostenerla día tras día.
Uno de los compromisos que resultaron de la experiencia consistió en seleccionar la basura en recipientes de distinto color.
Los estudiantes del CEP 84 también escogieron hablar de “La basura” y Bárbara (17) de 4º año, explicó que el proyecto es consecuencia de una definición institucional denominada “Pedro Ureña recicla”.
El colegio secundario eligió sostener una propuesta ante ‘tanta basura en tantos lugares’. Con el tiempo la iniciativa ya rinde algunos frutos: la solidaridad de los vecinos se traduce en la donación de tapitas plásticas y botellas reciclables que luego son vendidas por los chicos para ayudar a la escuela. “También hicimos encuestas en el barrio para saber qué opinaban los adultos del manejo de la basura y lo mejor de la experiencia fue tener la posibilidad de conocer a otra gente y no vivirla como una competencia”, agregó Bárbara.
Para el doctor en Biología Diego Golombek, todos los niños nacen científicos. “Si no, ¿quién puede negar que no intentó alguna vez disecar un insecto, quemar a una hormiga con una lupa o abrir a un hermanito (risas) para ver cómo es por dentro?”, bromeó en su ponencia en el 16º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura.
Quienes lo conocen porque vieron sus programas en la tevé, leyeron sus escritos o asistieron a sus talleres para docentes y estudiantes saben de qué habla.
“Hay gente a la cual le encanta jactarse que no sabe absolutamente nada de matemáticas y no contenta con eso también lo repite con sus hijos”, ironizó en medio de sonrisas del público. Casi de inmediato renegó de los estereotipos que se empeñan a encasillar a los científicos como seres aburridos y que gustan de querer explicar lo que nadie quiere saber o de simplemente arruinar momentos.
Justamente, en un momento en el que el país demanda de ingenieros y desarrolladores de software, la afirmación de uno de los comunicadores y promotores de la ciencia en el país abre una perspectiva diferente: todos podemos ser científicos.
Y esta semana, por participar en un foro dedicado a alentar la lectura, fue imposible omitir que la ciencia también “se cuela en la literatura, en los discos de Gilberto Gil y hasta en los tangos”.
El momento fue propicio además para citar que todavía hay espacios donde el acceso al conocimiento científico parece estar vedado y muchos sienten que están lejos de él, pero no es así.
El periodista Hernán Brienza cerró su ponencia afirmando que “la historia está para conmovernos y, como dice Gabriel Celaya de la poesía, la historia es un arma cargada de futuro”. Golombek improvisó entonces un nuevo final para su exposición parafraseando a su antecesor: “La ciencia es también un arma cargada de futuro”.
Como si hiciera falta reforzar la misma idea, la ilustradora María Wernike preguntó: ¿qué es saber dibujar?, y antes que dar una respuesta replanteó tres interrogantes: ¿es manejar proporciones y perspectiva?, ¿es lograr que una imagen sea reconocible para una mayoría?, ¿o es la expresión personal sobre una idea?
“Hay tantas representaciones de un cocodrilo como personas hay en el mundo”, reflexionó.
La mirada amplia de los niños para interpretar el mundo, la posibilidad de -a pesar de los años- conservarla los adultos y las potencialidades ilimitadas de ambos confluyeron en semejantes conclusiones. Todos podemos ser artistas, científicos o lectores de poesía; todos podemos despertar intereses pospuestos y lo más importante: todos podemos alentar a otros a hacerlo.
Desmesurado rechazo
En la apertura del Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, su mentor emitió una opinión que un día después fue duramente cuestionada por un sindicato docente.
Mempo Giardinelli dijo alegrarse porque hoy importa más discutir por mejorar la calidad educativa antes que por salarios. La Atech le respondió en duros términos y hasta lo acusó de subirse al entusiasmo del último éxito electoral.
Quienes escuchamos al escritor podemos dar fe de su coherencia discursiva y no sólo en lo dicho en la semana que pasó, sino en el editorial que pronuncia en cada edición del foro. También leemos sus columnas de opinión en Página12 y las declaraciones que hace a la prensa. Se podrá compartir o no su pensamiento, se podrá disentir de su percepción y hasta se podrán refutar con otros datos de la realidad; pero no se puede objetar una interpretación personal en un ámbito donde además se honra a la lectura y la literatura como espacio de crecimiento personal y profesional, de disensos y de diálogos.
Nobleza obliga, Giardinelli también habló del enorme esfuerzo de los maestros y de la necesidad de ser compensados por eso. Habló también de la visión de Domingo Faustino Sarmiento al crear una red de bibliotecas en el país.
Reconoció lo nefasto de los noventa para el sistema educativo. Y saludó que docentes y gobernantes puedan y quieran hablar sobre cómo mejorar la calidad educativa, además de aumentos salariales.
Al margen de trascendidos, comunicados y titulares, creemos viables un entendimiento, un encuentro y un diálogo superador en una etapa en la que Atech también dio muestras de haber evolucionado como dirigencia y voz representativa de los docentes en los últimos meses de discusiones con el Ministerio de Educación. Insistimos: se pueden acercar posiciones y las diferencias enriquecen el debate, si la preocupación es por un bien mayor.
Engancharse con Geografía
El viernes, un puñado de chicos participó en Resistencia de las Olimpíadas de Geografía, una de muchas competencias organizadas para estimular en estudiantes y docentes el estudio sobre ciertos campos y disciplinas.
Una de las sedes de la denominada ‘instancia jurisdiccional’, que involucró a grupos de escuelas en cada provincia del país, se realizó en la Escuela Normal Sarmiento y consistió en un examen escrito.
“La experiencia es muy buena y me gusta representar a mi colegio”, afirma Bruno Bonzo (15), de segundo año del Nacional. Aldana Sarmiento (14) y Federico Varas (14) aseguran que participar en una olimpíada no les quita tiempo ni afecta el estudio habitual en la escuela. “Te hacen preguntas que se relacionan, por ejemplo, con la población de un país y sus características. Es accesible para todos, que cualquiera puede saber y es un conocimiento que sirve para la vida”, asegura Bruno.
El sobre sellado que recibió cada grupo de escuelas participantes provino de la Universidad del Litoral, entidad organizadora hasta 2012 de las competencias. Una vez corregidos los trabajos, los mejores puntajes se acreditarán un lugar en la instancia nacional.
Brian Salinas (15) es uno de los adolescentes que hizo por primera vez el examen, para él estudiar ‘costó un poco’ y el cuestionario estuvo ‘un tanto difícil’. El alumno de la Escuela Normal asegura que no es de los que se destacan en todas las materias, pero dice que tanto en Geografía como Historia ‘le va bien porque son las que más le gustan’. Su compañera Rocío Pérez Galán (17) participa por cuarta vez y en dos ocasiones pasó a una instancia jurisdiccional.
Dice que aprender del manual que les asignan ‘es fácil’ y recomienda a sus pares animarse a ‘entrar’ porque enseguida “terminás enganchándote, se aprende mucho y porque se conoce a mucha gente”.
Dulce de calabazas
El trabajo hecho por alumnos y docentes de la Escuela Primaria 972 es digno de ser destacado. La institución sostiene una línea de conducta en los temas escogidos para las ferias de ciencias de las últimas ediciones: el primer año abordó la huerta, el siguiente lo dedicó al procesamiento de hortalizas y en 2011, a la fabricación de hecho. Con ayuda de padres y abuelas se investigó sobre propiedades de cada alimento, se cocinaron para la presentación y degustaron.
Norma Quirós, docente de la primaria del barrio 240 Viviendas, narró que los alumnos se entusiasmaron con la producción de dulces y esta vez escogieron un producto de la huerta no tan popular: la calabaza.
“Aprendimos que hace bien a la piel”, comentó uno de los integrantes del grupo compuesto por Celeste Barbona, Matías Peón, Leila Mesín y Alex Aguirre.
Para la docente —con diez años de profesión, de los cuales ya acumula cuatro en la 972— aprender más y desde otra perspectiva es una motivación que espera transmitir a sus alumnos. “Se puede enseñar ciencia y tecnología con distintos recursos y acá lo estamos demostrando”, dice sonriente.
Apadrinados
La institución escolar, que providencialmente lleva el nombre de Provincia del Chaco, ofreció a varias entidades la posibilidad de apadrinarla, de varias propuestas el gobierno confirmó que lo hará. Ahora solo resta poner fecha al acto correspondiente. Enhorabuena.
Una idea simple
“No todo es basura” se llama el trabajo que les valió a Sergio Martínez González, Leila Giménez Mildenberger y Paloma Ayala Kazmer un puesto en la feria provincial de ciencia y tecnología.
Los tres tienen ocho años, van a tercer grado y, pese a ir a divisiones distintas, hablaron del reciclado a partir de una idea que se originó durante la hora de Tecnología. Expusieron sobre cómo es posible reciclar material de desecho, como papel, aluminio y vidrio; pero además se comprometieron a concienciar sobre la importancia de clasificar los desechos en la escuela y en la casa.
María Gimena Juárez es una de las docentes en la experiencia y asegura que en clase poco a poco fue creciendo en los chicos el interés por encontrar alternativas a la contaminación ambiental y al manejo de los desperdicios, en especial después de ver cómo muchos arrojan residuos en la escuela.
La propuesta no se limita únicamente a los papeles de golosinas en el patio o en las aulas, sino a los envases plásticos que peatones arrojan incesantemente al interior del edificio público y hasta en bolsas abandonadas en la vereda. Para los chicos, sus docentes y la escuela, la resistencia a ese tipo de conductas llevará tiempo; pero es importante sostenerla día tras día.
Uno de los compromisos que resultaron de la experiencia consistió en seleccionar la basura en recipientes de distinto color.
Los estudiantes del CEP 84 también escogieron hablar de “La basura” y Bárbara (17) de 4º año, explicó que el proyecto es consecuencia de una definición institucional denominada “Pedro Ureña recicla”.
El colegio secundario eligió sostener una propuesta ante ‘tanta basura en tantos lugares’. Con el tiempo la iniciativa ya rinde algunos frutos: la solidaridad de los vecinos se traduce en la donación de tapitas plásticas y botellas reciclables que luego son vendidas por los chicos para ayudar a la escuela. “También hicimos encuestas en el barrio para saber qué opinaban los adultos del manejo de la basura y lo mejor de la experiencia fue tener la posibilidad de conocer a otra gente y no vivirla como una competencia”, agregó Bárbara.
Fuente: D. Norte
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