La elección de los jóvenes

Claudia Araujo


La muestra se tomó en dos etapas; la primera, en noviembre - diciembre de 2010, y una segunda en abril-mayo de este año. Abarcó a 825 estudiantes de quinto y sexto año de 12 ciudades.


e plantearon preguntas abiertas y cerradas, de opción única o múltiple. Entre ellas, si ya tenían decidido qué hacer al finalizar el secundario y de seguir estudiando, qué carrera elegirían, así como los motivos de esa elección. También se les pidió comparar entre estudiar en una universidad pública y una privada, si se mudarían de ciudad para seguir una carrera y qué priorizaban: vocación, salida laboral o rédito económico. A la pregunta: “¿Decidiste qué hacer cuando termines el secundario?” el 99% de Resistencia y el 82% del interior contestó lo mismo, “estudiar”. Una elección que todavía marca una distancia importante entre quienes viven en la capital respecto de sus iguales de otros puntos de la provincia.



Las preferidas



El relevamiento se realizó en Resistencia, Barranqueras, Fontana, Charata, Machagai, Sáenz Peña, Quitilipi, San Martín, Las Breñas, Las Palmas, La Leonesa e Isla del Cerrito. Pero los resultados se diferenciaron entre capitalinos y del interior.



Para todos, entre las favoritas están las carreras de Ciencias Económicas (16,7%) y Medicina (12,5%). Mientras que Abogacía (6,4%), Psicología (5%) y los profesorados (4,5%) son otras de las opciones más frecuentes.



Los resistencianos marcan la tendencia con idéntica distribución de las primeras cuatro elecciones y en la quinta ubican a kinesiología (con el 3,86%).



En una selección directamente relacionada con la oferta disponible, la primera opción para el interior es un profesorado (14,68%), seguida de dos alternativas similares: magisterio (5,50%) y profesorado en Educación Física (4,59%).



Vocación e intereses



A la consulta se sumó un test de orientación vocacional-ocupacional, que arrojó más datos sobre intereses y aptitudes. El test CHASIDE es una herramienta que a través de casi un centenar de preguntas ayuda a diferenciar las motivaciones de las potencialidades. El nombre es una sigla compuesta por grupos de carreras afines: Contables y administrativas, Humanísticas y sociales, Artísticas, de la Salud y medicina, Ingeniería y computación, Defensa y seguridad, Exactas y agrarias.



En ese punto de la consulta es interesante observar dos cuestiones: que prácticamente no hay distancias entre las aptitudes de las poblaciones de capital e interior y que hay vocaciones no descubiertas para varias carreras con futuro y proyección.



Percepciones y realidades



De las muchas lecturas posibles hay dos datos que no pasan inadvertidos. Uno de ellos es comprende al 11% de los estudiantes que dijo estar interesado por estudiar Ingeniería, carreras técnicas o computación; sin embargo de acuerdo con la tendencia captada por el estudio un 16% cuenta con potencial para hacerlo.



En la muestra cinco puntos porcentuales equivalen en número de encuestados a unos 40 chicos. En otras palabras, 40 adolescentes que desconocen que cuentan con aptitudes para encarar una carrera con gran demanda en el país y en el mercado internacional.



Expectativas personales



Sobre las prioridades a la hora de elegir una carrera, el 58% de los entrevistados dijo que lo hacía por vocación, el 22% en busca de una “salida laboral” y el 20% restante porque esperaba obtener ganancias económicas.



Hace una semana, durante el octavo foro educativo en el colegio Itatí de Resistencia, una docente de primaria planteó que docentes y alumnos de la EET 33 de Barranqueras estuvieron en su escuela para mostrar su trabajo y logros. “De no ser por ese encuentro habría chicos que desconocerían que tienen otras alternativas en su formación”, relató.



En otro espacio similar la coordinadora de un debate sobre educación superior ejemplificaba cómo algunos estudios aún son elegidos porque gozan de cierto estatus social en detrimento de posiciones reales de ascenso social, superación profesional y satisfacción vocacional. “Abundan profesionales de un puñado de especialidades pero existe una elevada demanda de ingenieros e informáticos sin cubrir, tanto que el número de becas dispuestas en el último año supera al de inscriptos”, planteó con preocupación.



Por la negativa



De regreso a la observación de otros grupos de carreras y ocupaciones afines, se advierte también que, de los chicos que podrían dedicarse a profesiones relacionadas con la defensa y seguridad, hay menos aptitudes que declamaciones.



Mientras un 14% señala que elegirá esa especialidad, solamente un 11% de los consultados demuestra tener condiciones para desenvolverse en ese rol. Por lo que tal vez puede interpretarse que la elección está condicionada a la necesidad de hallar una ocupación inmediata.



En relación con las orientaciones artísticas se encuentra un panorama similar. Son más los interesados en adentrarse en las artes escénicas, plásticas, músicas o escultóricas que quienes genuinamente exhiben una orientación hacia esos campos. Como en el caso de Ingeniería e Informática la afirmación traducida en cifras representa unos cinco puntos porcentuales de diferencia entre una percepción personal y lo que revela el test.



Más influyentes



En la consulta también se preguntó a los adolescentes “¿Qué grado de influencia tienen quienes te rodean sobre la carrera elegida?”. Los chicos del interior sostuvieron que sus padres ocupan el lugar más importante, con el 48,06%. En similar proporción (43%) los de Resistencia aseguran lo contrario pero casi un 30% compartió la opinión de sus comprovincianos. Y todos (capital y provincia) asignaron a la opción “poca influencia” un 26% de adhesión. En tanto que con amigos y profesores, la influencia decreció considerablemente: 30 a 42% para ‘poca’ en los primeros y 24 a 32% en la misma opción para los segundos.



Independientemente de que los chicos revelen quiénes condicionan su elección, está claro que ese lugar está reservado para su círculo familiar más cercano.



Mirada amplia



En un último dato aportado por la misma fuente, cuando se les consultó si para estudiar lo que les gustaba estaban dispuestos a mudarse e ir a vivir a otra ciudad, el 85,38% de los chicos del interior dijo que lo haría y el 72% de los capitalinos se expresó en el mismo sentido.



En resumen para los adultos es valioso saber que más allá de las expectativas personales y deseo de que sus hijos tengan un futuro superador al propio, la vocación y potencialidad de un adolescente merece ampliar la mirada.



Las elevadas cifras de abandono universitario y cambio de elección de carrera en los primeros años de la educación superior confirman que hay equívocos y experiencias traumáticas que pueden evitarse.



Hace un mes la Universidad Popular obtuvo resultados de un relevamiento realizado a casi un millar de adolescentes del último año del secundario. La institución ofreció esos datos a este medio en una contribución más para interpretar lo que quiere y espera una parte de los jóvenes a la hora de escoger una carrera o estudio superior.




Fuente: D. Norte

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