EL DESAFIO DE LA FORMACION PARA INGRESAR AL MUNDO DEL TRABAJO
La formación para el ingreso en el mundo del trabajo es uno de los desafíos de las escuelas técnicas, en su resurgimiento, después de años de abandono: el vínculo con empresas a través de pasantías y la capacitación para ingresar a la universidad, fueron algunos de los ejes que se debatieron en el Primer Encuentro Nacional del Programa de Fortalecimiento de la Educación Técnica, que se llevó a cabo días atrás. “A partir de la Ley de Educación Técnica, las escuelas han recibido una gran cantidad de recursos que les permiten equiparse y comenzaron a reflexionar sobre su función social y su renovación como institución”, dijo Claudia Jacinto, de la Red Educación, trabajo e inserción social (REDEtis) IIPE-Unesco, integrante de uno de los paneles del encuentro. El programa, que se realiza en escuelas de cinco provincias, promueve la formación docente y la promoción de la innovación tecnológica en tres áreas del conocimiento: matemática, ciencias básicas y tecnología aplicada a la industria.
El encuentro, organizado por la Fundación YPF, giró en torno de la relación entre la educación, el trabajo y los jóvenes. A lo largo de las jornadas se planteó la necesidad de un vínculo más cercano entre las aulas y el mundo laboral. “El modelo de escuela técnica, con saberes específicos permite el desarrollo de profesionales que responden a las demandas del desarrollo”, explicó Jacinto.
Los límites y desafíos de las instituciones fueron la esencia del panel “La educación técnica y la formación para el trabajo”. Allí, los especialistas enfatizaron el “doble objetivo” de la escuela técnica: preparar a los jóvenes para el mundo del trabajo y para la universidad, ámbitos que en “muchos casos entran en conflicto, porque no es igual enseñar para exámenes de universidad que para aplicar en un trabajo”, aseguró la socióloga María Antonia Gallart, del Centro de Estudios de Población (Cenep). Entonces, esas instancias pueden entrar en “tensión”.
Los retos en las aulas también están en incorporar como metodología la competencia de saberes, es decir, la “capacidad de los chicos de actuar en situaciones críticas y superar problemas en tiempo real”, explicó Gallart. Es una propuesta que rompe, entonces, con la tendencia a repetir textos y esquemas de ejercitación en las aulas. El desafío es que los estudiantes aprendan a “tomar decisiones, correr riegos y asumir responsabilidades, porque en el trabajo se lo van a pedir”, subrayó.
Durante el encuentro también se pusieron en foco los obstáculos que deben superarse, como la deserción a causa de las exigencias de la enseñanza, entre otras variables. Dentro del mapa de los desafíos también está la segmentación de los saberes y la rigidez curricular. “Tiene que haber una renovación importante basada en los nuevos desarrollos”, dijo Jacinto.
A pesar de los obstáculos, la escuela técnica continúa vigente. “La idea del polimodal era que no haya técnicas, pero las escuelas sobrevivieron”, dijo la socióloga Gallart. En este camino de enseñanza, la vocación, contaron, es formar técnicos “reflexivos” con la capacidad de crear sus propias respuestas y una acción constante.
Las propuestas apuntaron a un aprendizaje más cercano al mundo laboral. La función en las aulas “no puede ser sólo contener”, manifestó Gallart. Los desafíos de la formación profesional también fueron abordados por Gustavo Gándara, director ejecutivo de la Fundación Uocra. Los retos tienen que “encararse con procesos de innovación en las metodologías, no sólo aporte económico para la tecnología”, expresó. La escuela, entonces debe asumir el desafío de formar profesionales y responder a las “demandas y expectativas de los jóvenes, al desarrollo local y las necesidades del sector nacional”, reflexionó Jacinto.
El programa de Fortalecimiento de las Escuelas Técnicas se da en 33 escuelas en las provincias de Buenos Aires, Mendoza, Neuquén, Chubut y Santa Cruz. Los directores de las escuelas participantes consideran al programa “muy positivo”, con buenos resultados en sus esquemas de trabajo. Por ahora, es una experiencia piloto, pero el proyecto podría desplegarse al resto del país.
La formación para el ingreso en el mundo del trabajo es uno de los desafíos de las escuelas técnicas, en su resurgimiento, después de años de abandono: el vínculo con empresas a través de pasantías y la capacitación para ingresar a la universidad, fueron algunos de los ejes que se debatieron en el Primer Encuentro Nacional del Programa de Fortalecimiento de la Educación Técnica, que se llevó a cabo días atrás. “A partir de la Ley de Educación Técnica, las escuelas han recibido una gran cantidad de recursos que les permiten equiparse y comenzaron a reflexionar sobre su función social y su renovación como institución”, dijo Claudia Jacinto, de la Red Educación, trabajo e inserción social (REDEtis) IIPE-Unesco, integrante de uno de los paneles del encuentro. El programa, que se realiza en escuelas de cinco provincias, promueve la formación docente y la promoción de la innovación tecnológica en tres áreas del conocimiento: matemática, ciencias básicas y tecnología aplicada a la industria.
El encuentro, organizado por la Fundación YPF, giró en torno de la relación entre la educación, el trabajo y los jóvenes. A lo largo de las jornadas se planteó la necesidad de un vínculo más cercano entre las aulas y el mundo laboral. “El modelo de escuela técnica, con saberes específicos permite el desarrollo de profesionales que responden a las demandas del desarrollo”, explicó Jacinto.
Los límites y desafíos de las instituciones fueron la esencia del panel “La educación técnica y la formación para el trabajo”. Allí, los especialistas enfatizaron el “doble objetivo” de la escuela técnica: preparar a los jóvenes para el mundo del trabajo y para la universidad, ámbitos que en “muchos casos entran en conflicto, porque no es igual enseñar para exámenes de universidad que para aplicar en un trabajo”, aseguró la socióloga María Antonia Gallart, del Centro de Estudios de Población (Cenep). Entonces, esas instancias pueden entrar en “tensión”.
Los retos en las aulas también están en incorporar como metodología la competencia de saberes, es decir, la “capacidad de los chicos de actuar en situaciones críticas y superar problemas en tiempo real”, explicó Gallart. Es una propuesta que rompe, entonces, con la tendencia a repetir textos y esquemas de ejercitación en las aulas. El desafío es que los estudiantes aprendan a “tomar decisiones, correr riegos y asumir responsabilidades, porque en el trabajo se lo van a pedir”, subrayó.
Durante el encuentro también se pusieron en foco los obstáculos que deben superarse, como la deserción a causa de las exigencias de la enseñanza, entre otras variables. Dentro del mapa de los desafíos también está la segmentación de los saberes y la rigidez curricular. “Tiene que haber una renovación importante basada en los nuevos desarrollos”, dijo Jacinto.
A pesar de los obstáculos, la escuela técnica continúa vigente. “La idea del polimodal era que no haya técnicas, pero las escuelas sobrevivieron”, dijo la socióloga Gallart. En este camino de enseñanza, la vocación, contaron, es formar técnicos “reflexivos” con la capacidad de crear sus propias respuestas y una acción constante.
Las propuestas apuntaron a un aprendizaje más cercano al mundo laboral. La función en las aulas “no puede ser sólo contener”, manifestó Gallart. Los desafíos de la formación profesional también fueron abordados por Gustavo Gándara, director ejecutivo de la Fundación Uocra. Los retos tienen que “encararse con procesos de innovación en las metodologías, no sólo aporte económico para la tecnología”, expresó. La escuela, entonces debe asumir el desafío de formar profesionales y responder a las “demandas y expectativas de los jóvenes, al desarrollo local y las necesidades del sector nacional”, reflexionó Jacinto.
El programa de Fortalecimiento de las Escuelas Técnicas se da en 33 escuelas en las provincias de Buenos Aires, Mendoza, Neuquén, Chubut y Santa Cruz. Los directores de las escuelas participantes consideran al programa “muy positivo”, con buenos resultados en sus esquemas de trabajo. Por ahora, es una experiencia piloto, pero el proyecto podría desplegarse al resto del país.
Fuente: Página 12
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